Cuando Uno va abriéndose, allá en la tierna infancia, a la lectura, procura buscar libros que le aporten algo, que sean algo más que una imposición de la profesora (o profesor) de turno. Normalmente, las "lecturas recomendadas" del colegio suelen tener un denominador común: no suelen ser muy allá, y provienen de las listas que las editoriales aportan a las escuelas y donde, entre morralla y morralla, suele aparecer algo que realmente entretenga y valga la pena.
Esto podría ser FRIKI, obra infantil de Enric Hercé publicada por EDIMATER.
Lo primero que llama la atención de este libro es, por supuesto, el título. Ese apelativo que una vez significó algo interesante y que hoy, por deformación televisiva significa otra (más cercana a su origen, cierto es), pero para los que vivimos la incomprensión de nuestros compañeros de cole, porque no nos gustaba el fútbol, y porque nos gustaba (y nos gusta) la lectura, la fantasía y la ciencia ficción, tiene otra acepción.
FRIKI es la historia de Tomás, que reúne todas las características de un niño aficionado a la lectura y con un grupo reducido, pero fiel, de amigos y que se enfrenta a las "cosas porque sí" que todos dan por sentadas.
Y lo hace como si Enric, su "papá" literario, hubiera pasado por eso y por eso, es fácil identificarse con Tomás.
Obviamente, no son infancias destrozadas por la incomprensión, que no lo son, pero si son circunstáncias que hemos vivido con asombro y sorpresa, ya que hemos sido, como Tomás, niños que hemos preferido la soledad de un buen libro antes que el alboroto del partido de turno (aunque, claro, siempre hay tiempo para todo).
El libro es tierno, pero no deja pasar la oportunidad de apuntar que esa singularidad en el carácter del joven no es extraña, sino de lo más normal, y precisamente, por eso, aporta al chaval (chavala) que lo vaya a leer unos valores que van más allá de los grandilocuentes principios que se pierden entre las páginas de otros libros más aburridos.
Y es que para un lector que comienza a sumergirse en la magia de los libros, FRIKI tiene todos los alicientes para ser una buena plataforma de despegue. Tiene amistad, tiene aventura, tiene misterio y tiene un protagonista que, siendo "diferente" a todos sus compañeros, salva el día (y hasta el mundo).
Y tiene, como aliciente extra, una narrativa que alterna la lectura lineal de la vida de Tomás con los sucesos en un lugar extraño y fuerza al lector a aprender a leer de una manera más compleja, a guardar en su memoria dos tramas que poco a poco van convergiendo.
Y esto no lo digo yo, lector ya avezado, y con cierta edad, sino mi hijo, que tiene la edad adecuada para leer este tipo de libros y que lo ha disfrutado. Incluso me ha preguntado por qué no hay más libros como este, que es más cercano a su vida real, con un cole, con amigos, y con aventuras fantásticas, en lugar de cosas más extrañas y que le cuestan mucho más leer.
Seguro que los hay, le contesto. Y FRIKI es la prueba.
Un saludín
Comentarios
La verdad es que tuve la suerte de vivir mi infancia en los setenta y ochenta en un entorno urbano en el que los cómics, literatura y ordenatas molaban. Aunque no te negaré que muchos detalles del libro: nombres de profesores, descripciones del colegio, el nombre de la revista del cole, son vividos.
Salut!
A ver si me lo prestas!