Acabo de llegar del concierto de Miguel Bosé en Onda. Como el año pasado, el Consell de Festes se ha estirado y ha programado una actuación de renombre para conmemorar la festividad del Salvador, unas fiestas desangeladas y faltas de atractivo, al menos, hasta el año pasado.
Si en esa ocasión fueron Sabina y Serrat, Serrat y Sabina, los que nos hicieron vibrar con un emotivo y divertido espectáculo, esta vez ha sido la gira Papitour la que ha se dejado caer por nuestra pequeña villa.
Algo más de siete mil personas abarrotábamos el Multiusos (lo se porque se comentaba en prensa que se habían vendido esa cantidad de entradas adelantadas, no porque me haya dedicado a contarlos), a la espera de que el cantante se soltara en el escenario y diera un repaso a su ya dilatada carrera musical.
Antes, hemos sufrido la odisea de situarnos en buen lugar entre el maremagnum de personal que se agolpaba frente al escenario. Y digo odisea, porque moverse en un concierto en que la media de edad ronda los cuarenta y tantos es una auténtica aventura.
En cualquier acto de estos uno acostumbra a ir "palante", con educación pero con decisión, y no suelen haber problemas con el resto de gente, pero ay, amigo, si osas meterte entre dos marujas en plena charla...
A punto he estado de recibir varios improperios y algo más, por haber osado empujarlas para poder pasar. Y tratándose de una aglomeración del estilo "manifestación madrileña" (de esas de doce personas por metro cuadrado), ya me explicarán como pasar por allí...
Pero en fin, una vez situados, hemos esperado nuestra media horita de rigor (la entrada ha sido fluída y ¡oh, sorpresa!, no hemos sido víctimas de esa costumbre de hacerte sentir como el peor terrorista del mundo mundial. No se han hecho registros. Y no creo que nadie se haya arruinado ni circulen fotos de altísima calidad por la red, que desgasten el merchandising oficial, que por cierto, brillaba por su ausencia) y puntuales como un reloj suizo de los buenos, ha comenzado el show.
Miguel ha salido pisando fuerte, con "Amante bandido", un himno que hemos coreado todos, y ha seguido con un extenso repaso a su discografía, en especial a los temas recogidos en el Papito. Con unas versiones muy superiores a los duetos, por cierto.
Tras los temas más populares (ese increíble "Sevilla"...), se ha dirigido al público para agradecer el apoyo en estos treinta años de carrera y se ha atrevido con varias canciones de sus incios. Eso sí, sin los leotardos aquellos que calzaba...
Ha faltado el "Don Diablo", que finalmente ha cerrado el concierto, pero no ha estado mal.
Miguel Bosé lleva treinta años dando guerra y se nota en las tablas. Sabe moverse y sabe qué tipo de público va a verle. Juega con ellas (seamos realistas... es a ellas a quien habla) y se mueve, dicen, igual que en aquel concierto de Benicassim hace 20 añitos.
Eso sí, la camisa negra se le pegaba al cuerpo, dando especial relieve a una incipiente y hermosa barriga que ha ido ganando terreno al vientre de antaño. "No pesan los años...", dice aquel comercial.
Como suele suceder en conciertos de un cantante, los músicos ocupan en el escenario un lugar secundario, y dejan que la estrella se luzca, pero como casi siempre ocurre, la calidad es la bandera que portan, y se salen, robando muchas veces el protagonismo al cantante.
La coreografía ha sido bonita, medida y preparada con cuidado, para que quede bien en las cámaras. Es uno de los puntos débiles de estos espectáculos. Frente a la milimétrica presentación, la improvisación se pierde y se hace impensable, quitando frescura y emotividad a la actuación. Que se le va a hacer...
La iluminación, el escenario, son parte fundamental del show, y dan su punto. Impresionantes, posiblemente, lo más remarcable del mismo.
Pese a todo lo comentado, he de confesar que no he conseguido conectar con la música más que en un par de ocasiones (los temas que me gustan y que suelo llevar en mis recopilaciones en el mp3). No he sido fan de Bosé nunca, aunque no me disgusta su música, y no he disfrutado tanto el concierto como Susana e Isabel, que sí lo han vivido intensamente, igual que muchos de los que han acudido a la cita.
No es mal espectáculo, y desde luego, por 12,50 €, menos aún.
La salida ha sido bastante más complicada, porque las puertas, pese a ser de un tamaño considerable, quedan estrechas para el caudal de gente. Aún así, ha sido fluída y controlada.
Otra vez, un 10 para el Consell, que está sabiendo ganarse una puntuación más que considerable en mi escala personal de preferencias, y mira que el Consell y yo...
José Bascuán, su presidente, ha conseguido que no me molesten los 33 toros que se soltarán en Fira d'Onda, ya que se han programado 4 conciertos decentes (con suerte, podré ir a tres. Si hay mala suerte, a los cuatro...), más las actuaciones de las peñas. Así que, por primera vez, me callaré las críticas, al menos, por el momento.
Una buena jugada que ha puesto las fiestas del Salvador en la cartelera provincial en un agosto en el que la gente se mueve y puede disfrutarlo.
Un saludín
Si en esa ocasión fueron Sabina y Serrat, Serrat y Sabina, los que nos hicieron vibrar con un emotivo y divertido espectáculo, esta vez ha sido la gira Papitour la que ha se dejado caer por nuestra pequeña villa.
Algo más de siete mil personas abarrotábamos el Multiusos (lo se porque se comentaba en prensa que se habían vendido esa cantidad de entradas adelantadas, no porque me haya dedicado a contarlos), a la espera de que el cantante se soltara en el escenario y diera un repaso a su ya dilatada carrera musical.
Antes, hemos sufrido la odisea de situarnos en buen lugar entre el maremagnum de personal que se agolpaba frente al escenario. Y digo odisea, porque moverse en un concierto en que la media de edad ronda los cuarenta y tantos es una auténtica aventura.
En cualquier acto de estos uno acostumbra a ir "palante", con educación pero con decisión, y no suelen haber problemas con el resto de gente, pero ay, amigo, si osas meterte entre dos marujas en plena charla...
A punto he estado de recibir varios improperios y algo más, por haber osado empujarlas para poder pasar. Y tratándose de una aglomeración del estilo "manifestación madrileña" (de esas de doce personas por metro cuadrado), ya me explicarán como pasar por allí...
Pero en fin, una vez situados, hemos esperado nuestra media horita de rigor (la entrada ha sido fluída y ¡oh, sorpresa!, no hemos sido víctimas de esa costumbre de hacerte sentir como el peor terrorista del mundo mundial. No se han hecho registros. Y no creo que nadie se haya arruinado ni circulen fotos de altísima calidad por la red, que desgasten el merchandising oficial, que por cierto, brillaba por su ausencia) y puntuales como un reloj suizo de los buenos, ha comenzado el show.
Miguel ha salido pisando fuerte, con "Amante bandido", un himno que hemos coreado todos, y ha seguido con un extenso repaso a su discografía, en especial a los temas recogidos en el Papito. Con unas versiones muy superiores a los duetos, por cierto.
Tras los temas más populares (ese increíble "Sevilla"...), se ha dirigido al público para agradecer el apoyo en estos treinta años de carrera y se ha atrevido con varias canciones de sus incios. Eso sí, sin los leotardos aquellos que calzaba...
Ha faltado el "Don Diablo", que finalmente ha cerrado el concierto, pero no ha estado mal.
Miguel Bosé lleva treinta años dando guerra y se nota en las tablas. Sabe moverse y sabe qué tipo de público va a verle. Juega con ellas (seamos realistas... es a ellas a quien habla) y se mueve, dicen, igual que en aquel concierto de Benicassim hace 20 añitos.
Eso sí, la camisa negra se le pegaba al cuerpo, dando especial relieve a una incipiente y hermosa barriga que ha ido ganando terreno al vientre de antaño. "No pesan los años...", dice aquel comercial.
Como suele suceder en conciertos de un cantante, los músicos ocupan en el escenario un lugar secundario, y dejan que la estrella se luzca, pero como casi siempre ocurre, la calidad es la bandera que portan, y se salen, robando muchas veces el protagonismo al cantante.
La coreografía ha sido bonita, medida y preparada con cuidado, para que quede bien en las cámaras. Es uno de los puntos débiles de estos espectáculos. Frente a la milimétrica presentación, la improvisación se pierde y se hace impensable, quitando frescura y emotividad a la actuación. Que se le va a hacer...
La iluminación, el escenario, son parte fundamental del show, y dan su punto. Impresionantes, posiblemente, lo más remarcable del mismo.
Pese a todo lo comentado, he de confesar que no he conseguido conectar con la música más que en un par de ocasiones (los temas que me gustan y que suelo llevar en mis recopilaciones en el mp3). No he sido fan de Bosé nunca, aunque no me disgusta su música, y no he disfrutado tanto el concierto como Susana e Isabel, que sí lo han vivido intensamente, igual que muchos de los que han acudido a la cita.
No es mal espectáculo, y desde luego, por 12,50 €, menos aún.
La salida ha sido bastante más complicada, porque las puertas, pese a ser de un tamaño considerable, quedan estrechas para el caudal de gente. Aún así, ha sido fluída y controlada.
Otra vez, un 10 para el Consell, que está sabiendo ganarse una puntuación más que considerable en mi escala personal de preferencias, y mira que el Consell y yo...
José Bascuán, su presidente, ha conseguido que no me molesten los 33 toros que se soltarán en Fira d'Onda, ya que se han programado 4 conciertos decentes (con suerte, podré ir a tres. Si hay mala suerte, a los cuatro...), más las actuaciones de las peñas. Así que, por primera vez, me callaré las críticas, al menos, por el momento.
Una buena jugada que ha puesto las fiestas del Salvador en la cartelera provincial en un agosto en el que la gente se mueve y puede disfrutarlo.
Un saludín
Comentarios
Efectivamente, la asistencia se cifró en unas 9,000 personas. Cosas de escribir la crónica inmediatamente después del concierto, y de no tener los datos definitivos...
En cuanto a lo de las marujas se trata, obviamente, de una broma. No veas la cara que me pusieron algunas cuando intenté acercarme al escenario...
Sí que es un fastidio que el concierto durara algo menos, y supongo que algún motivo habrá para ello.
Ya veo que eres "superfan" de Miguel. Espero que disfrutes de los conciertos que te quedan y a ver si el año que viene vuelven a traernos a alguien interesante.
Un saludín