Martha Wells se está convirtiendo en una de mis escritoras preferidas. Su primera novela publicada en Bibliopolis, La Muerte del Nigromante, ya me atrapó entre sus páginas, con esa curiosa mezcla de narrativa Holmesiana, encarada desde el punto de vista del "malo", del delincuente, y la fantasía más típica, con sus hadas y demás fauna mágica.
En El Fuego Elemental, la tejana nos traslada de nuevo a la corte de Vienne, sede del trono de Ile-Rien y punto de unión de la obra dedicada a este particular mundo.
No obstante, en esta ocasión el estilo se aparta de las aventuras del ladrón de buen corazón enfrentado al más sagaz detective Real para acercarnos a las intrigas palaciegas en una Corte muy cercana en estilo y formas a la francesa pre-revolucionaria.
El protagonimo recae en esta novela en Thomas Boniface, Capitán de la Guardia de la Reina, que ha de lidiar con su relación con la Reina viuda, la ineptitud del Rey, hijo de esta, la fragilidad de la Reina consorte y los intentos de los cortesanos para dominar al rey.
Para aderezarlo, la ciudad de Vienne, capital del Reino está a punto de sufrir un ataque a manos de un poderoso y vengativo hechicero de la vecina Bisra, donde la magia es perseguida por la Inquisición (¿a nadie le suena una analogía con Francia y España, o quizás, de manera más veraz e histórica, Alemania?).
El caso es que Thomas contará además con la ayuda de la hermana del Rey, medio Fay, cuyos intereses se van descubriendo a lo largo de la narración, y que, aunque no sorprenden, sí que ayudan a conducir parte de la trama.
El estilo es sencillo, directo y aunque en ocasiones s e pierde con demasiadas autorreferencias, los nombres de los seres míticos son lo bastante conocidos y explorados por otros autores, así que no es difícil cogerse a la narración y disfrutarla.
La edición en Bibliópolis Fantástica es más que correcta, tal y como nos tienen acostumbrados, y como suele ocurrir cuando un libro me atrapa, lo terminé en tres días.
Más que recomendable, para pasar un rato agradable con la compañía de mosquetoros, espadachines, hechiceros, seres mágicos y muchas intrigas paleciegas.
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