EL GUERRERO DEL ANTIFAZ, A JUICIO


El jueves, día 22, tuvo lugar en Valencia un juicio por los derechos de tan emblemático personaje del tebeo español. La familia Gago, descendientes del autor, han decidido embarcarse en un duro enfrentamiento judicial contra los ex-editores de la obra, la Editorial Valenciana.
Al parecer, y como ha sido siempre norma en tantos países, un contrato leonino dominaba sobre la figura del creador del caballero enmascarado.
No hace falta que me extienda, porque, por desgracia, todos hemos escuchado las historias para no dormir sobre personajes "cedidos" a las editoriales, y autores casi en la miseria, pese a ser estos unos superventas.
Quizás, leído hoy, El Guerrero del Antifaz sea arcaico, pesado, y a los ojos del entendido, pierda ante obras de la época, como el Príncipe Valiente, Flash Gordon o El Hombre Enmascarado, pero no se puede dudar de la importancia que tanto él como "Purk, el hombre de piedra" y tantos otros cuadernillos tuvieron en su momento.
También es una lástima recordar como sus historias, como en toda expresión cultural de la época, fueron cruelmente mutiladas por la omnipresente y estúpida censura, que llevó a los autores a retraerse y a aceptar unas normas del juego ridículas.
El hijo de Manuel Gago, del mismo nombre que su padre, ha publicado diversas noticias y reflexiones sobre el tema en su web.
Hombre, en las formas, pues puede uno no estar de acuerdo en todo. Pero en lo que se trata de la recuperación de un valor que les pertenece, y que podría haberles hecho vivir una vida mejor, con el reconocimiento que se merecen, no hay discusión posible.
Desde aquí, todo mi apoyo para Manuel y su familia, que merecen que no sólo el Guerrero vuelva a su hogar, sino todos los personajes creados por la pluma y lápiz de su padre.
Por mi parte, he de recordar esa edición que existía en la biblioteca de Onda, y que deboré un par de veces completa. Era a color, en formato revista, con unas tapas color crema (que más tarde fueron substituídas por otras de color azul, más recientes y de mejor calidad).
Pero la que más recuerdos me trae es la que me dejó mi abuelo. Unos doscientos y pico ejemplares, en su formato original, que incluyen primeras ediciones y reediciones posteriores.
Un pequeño tesoro que guardo con cariño, y que visito en ocasiones.
Todo un lujazo, aunque el tiempo no lo haya perdonado.

Un saludín

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