De leyendas urbanas, hoaxes y fantasías del siglo XXI


A menudo me encuentro en Facebook con noticias de esas en las que todo el mundo cree a pies juntillas. Esas que han sido explicadas y desmentidas continuamente, pero que el subconsciente colectivo recupera una y otra vez para volver a ponerlas de moda entre el mundo internauta.

A menudo, si la publicación llega de una persona conocida, suelo poner en los comentarios el desmentido, que por tantas veces repetido no deja de ser necesario. Al menos, para sacar el error a la persona que, con toda la buena fe del mundo, cree que es real. Normalmente, esas informaciones llegan de blogs con nombres tan creíbles como "miraqueteloadverti.com", "nosestanengañando.info", "yanomiramoselcielo.com" o "conspiracionesmundialesquehayportodoslaos.com". No, no son nombre reales, pero vamos, como si lo fueran.

Invariablemente, la reacción del que publica estas cosas es sentirse ofendido y no es raro que comience a atacar a la información que se ofrece para desmontar la contranoticia. Sí, ya sé que no es agradable que te hagan saber que quizá has publicado una noticia que es falsa y que no tiene ninguna credibilidad, pero eso no hace que sea lógico insultar a quien te hace ver que lo es.

Luego llega la reacción "eso lo dirás tú". Obviamente, yo no digo nada. Hay suficiente información en la red, bien argumentada y con mayor credibilidad que trata ese tipo de noticias con la seriedad suficiente como para, como mínimo, hacerte investigar sobre el tema si realmente te resulta interesante.

Entre este tipo de noticias están las leyendas urbanas más clásicas de la historia, que resisten ahora y siempre, al paso del tiempo y que con unos pocos cambios siguen estando de pleno vigor. Otras, que llevan en sus titulares "miralo/escúchalo antes de que lo censuren" o con una hipotética intervención en un programa de radio o televisión que nadie ha escuchado jamás (el efecto Ricky Martin, vamos).

Pero da igual. Siempre hay gente "que lo sabe con certeza". Lo sabe, porque lo ha escuchado decir y lo ha leído. Quizá en las mismas páginas que nos advierten sobre el terrible dominio de los lagartijos que dominan el mundo

Las leyendas urbanas son una deliciosa manera de sentirnos en peligro continúo y todos hemos caído en unas cuantas. También hemos compartido todos una noticia falsa, el típico hoax. Se han creado para ello, para hacerse virales y que lleguen a todas partes. No hay que sentirse mal por compartirlo, pero sí que hay que tener en cuenta que si una cosa parece falsa, resulta increíble y no hay ninguna prueba seria y contundente que la confirme, lo más posible y probable es que resulte ser eso: una leyenda urbana o un hoax. (No, una foto publicada en un blog no sirve. ¿Has oído hablar de un programa llamado Photoshop?)


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