Zits, una tira de adolescentes para gente crecida

Zits fue todo un descubrimiento hace unos años, cuando me hice con el primer tomo. Lo compré a modo de curiosidad, por leer una serie de tiras cómicas, cuando estaba algo aborrecido ya de las grapas y las historias algo tontas que pululaban por las estanterías de las librerías. No es que fueran malas, ni nada de eso, es que yo estaba algo hastiado de ellas.
Así que me hice con es primer tomo de Zits.
Y a ese siguieron cuatro más.
Zits nos cuenta la vida familiar de los Duncan. Papá es ortodoncista, mamá ama de casa, el hermano mayor está en la universidad y Jeremy... Bueno, Jeremy tiene quince años.
Jerry Scott ha sabido llevar al papel la vida de un adolescente americano y nos ha hecho sonreir, y atención, soltar la carcajada en más de una ocasión. Todo un logro con breves tiras de tres/cuatro viñetas (y unas dominicales algo más largas). Por su parte, Jim Borgman tiene el trazo necesario para una tira. Suelto, libre y es capaz de transmitir las emociones de este grupo de personajes sin problemas.
Un tandem de lujo para una serie que ya cuenta con 11 tomos, y está reeditando los primeros.

Scott ya consiguió un éxito increíble con Baby Blues, de la que Norma también ha publicado un tomo y que se convirtió en una serie de animación tan desternillante como la tira.

En Zits, nos encontramos con la familia Duncan, a Héctor, el mejor amigo de Jeremy, Sara, su chica, Autum, la de Héctor (y que es vegetariana convencida y a la que no le cae nada bien Jeremy), Pearce, otro amigo, y Brittany, la "consejera" de Jeremy en cuestiones sentimentales.
Los padres viven la procelosa tarea de convivir con una máquina de engullir, que vive en su mundo, que no comparte momentos con ellos, que es un incomprendido y que, al fin y al cabo, es como el adolescente que todos hemos sido en un momento u otro.
En serio, viendo esto, me pregunto cómo narices han podido mis padres aguantarme en esos años...
Y, por otro lado, y con un hijo bordeando la primera década de su edad, me comienzan a recorrer sudores fríos por la espalda...

Un saludín