Leyendas Urbanas: hoy, ¡Vivan los novios!

Cuando dos personas deciden unir sus vidas, la boda es una opción. Y un momento tan importante como ese, no está libre de la terrible y trágica carga de leyendas urbanas.

Quien sabe si para “advertir” a las incautas parejas que optan por convivir juntas, estas leyendas suelen tener claras connotaciones violentas y finales no demasiado buenos para ninguno de los contrayentes.

La más popular, quizás, sea la que tiene que ver con el tradicional acto de cortar la corbata del novio.

Está me la contaron pocos minutos antes de proceder a cortar la mía en mi propia boda, y me presté, con precaciones lógicas a la tradición.

En mi caso se trató de una navaja albaceteña de 60 cm de hoja, pero el caso trágico, me contaron, sucedió en un pueblo de Teruel.

Mis amigos no sabían exactamente en cual, pero el resultado fue tremendo.

En esa ocasión, y para asustar al pobre recién casado, utilizaron una sierra mecánica. Riendo, accionaron el motor y, con la cara lo suficientemente alejada de la cadena, procedieron a cortarla, a lo bestia.

El caso es que la corbata era demasiado fina para la máquina, y se enredó en la cadena. La fuerza era tal que el cuello se acercó demasiado al filo y la persona que la sujetaba, un experto leñador, se asustó y movió la sierra. El resultado de esto fue un chorro de sangre, que surgió del cuello cortado del infortunado novio.

La cabeza, dicen algunas versiones, cayó hacia atrás. Otras dicen que lo hizo entre las piernas de la novia y otras, que simplemente le seccionó la yugular.

Pero en todas, la boda acabó en entierro, más en un ataque de nervios de la ya viuda y de las familias y amigos.

Las novias también tienen su protagonismo en los banquetes.

Como, por ejemplo, aquella en ese pueblo que rompió aguas de manera sorpresiva en mitad de la ceremonia. Lo curioso es que nadie, ni siquiera ella, sabía que estaba embarazada…

El tercer protagonista, en las bodas religiosas al menos, es el sacerdote que las oficia.

Como aviso, cuentan la historia que le pasó a una pareja de cierta ciudad.

Resulta que el cura tuvo relaciones con una feligresa, de las que nació un niño.

Tras enterarse el obispado, procedió a abrir un expediente sancionador para que fuera excomulgado y por ende, todos los actos que ofició quedaron en aguas de borrajas.

Y claro, la boda tuvo lugar varios después de el asunto, por lo que quedó anulada.

Obviamente, sabemos que la boda religiosa es una opción estética y relacionada con las creencias de cada uno, y lo que vale es el papel del juzgado acreditando la unión, así que esta se cae por su propio peso.

Pero es de las que hace pensar a las parejas, desde luego…

La fallida consumación de la ceremonia es otro hit de las leyendas de las urbanas sobre el tema.

Una novia, prima del conocido de quien suele contarla, se quedó sola en el altar, cuando su futuro marido, al contestar la pregunta de ¿quieres a Fulanita de Tal como legítima esposa? dijo un sonoro “NO”.

¿El motivo?

La noche anterior fue a visitarla a su casa, para desearle una buena noche previa a la boda, pero al llegar se encontró con que ella salía de casa, muy acaramelada, con un joven. Les siguió hasta un hotel, donde esperó tres horas hasta que salieron, tan juguetones como cuando entraron.

Incluso señaló al joven, invitado a la boda, como el presunto amante.

Entre ataques de nervios de los padres de ella, enfados de los de él y el escarnio de la familia no tan cercana, la boda fue un completo caos.

Y es que una decisión tan seria como un matrimonio ha de pensarse detenidamente antes de afrontarla.

Para eso están los amigos, tan serviciales ellos, que nos dan estas pequeñas joyitas del imaginario popular para ayudarnos a decidirnos. O no.

Un saludín

Comentarios

Pharpe ha dicho que…
Dan ganas de cortar uno mismo la corbata, hacerse un test de embarazo el día anterior e ir a visitar la novia la noche anterior. jajajaja. Es lo que tienen las leyendas urbanas. Saludos