Leyendas Urbanas: hoy, bebidas mortales

Hace un tiempo, me llegó al buzón de mi correo electrónico uno de esos graciosos correos con multidestinatario que intentan dar luz a tantos hechos ocultos y nocivos para la salud pública. En concreto, el amable remitente tenía a bien airear lo peligroso que resulta ser la bebida energética, pero no cualquiera de ellas, sino una muy, muy concreta.

El Red Bull se había convertido en una víctima más del poder de las leyendas urbanas.

En un formato Power Point, las diapositivas que se incluían en el correo, alertaba sobre el contenido en los ingredientes de la bebida, entre los que resaltaba dos: la cafeína y la taurina.

El informe, un documento que estaba avalado por una catedrática de la Universidad Complutense de Madrid, Casilda Rodríguez Fernández, advertía la posibilidad de que el consumo de este refresco podía causar múltiples complicaciones médicas, algunas de ellas muy graves y nocivas para la salud del consumidor.

En varias páginas, este documento aseguraba que los riesgos del Red Bull habían provocado su retirada del mercado de varios países de la Unión Europea y su prohibición en otros muchos del mundo.

La causa de tamaña maldad venía provocada por uno de los componentes, el glucoronolactone, que según este correo es un estimulante artificial que se desarrolló durante la guerra de Vietnam para elevar la moral de los combatientes y eliminar la fatiga de los soldados. Su consumo provocaba después un elevado número de muertes entre los marines americanos, así que fue eliminado del ejército, aunque se utilizó para la fabricación del refresco, en menor dósis.

Bruno Cardeñosa, en su libro Mentiras Populares (Espejo de Tinta, 2008), cuenta como ha investigado el tema y ha llegado a varias conclusiones, tras seguir esas indicaciones.

Para comenzar, el glocoronolactone no es de origen artificial, sino que es algo que produce el cuerpo humano de forma natural, así como que no hay ningún indicio de su utilización en ningún ejército.

Es más, la susodicha catedrática existe realmente, pero está ubicada en la Facultad de Veterinaria, no en la de Medicina, como sería de esperar. La propia Casilda Rodríguez ha aparecido en varios foros para desmentir toda su vinculación con el estudio, y remarca, en sus mensajes, que su labor está dirigida a la salud animal, no a la humana, por lo que no ha participado en ningún tipo de estudio acerca de este tema.

Pero hay más.

Se comenta que la taurina y la cafeína que contienen las latas de refrescos son necesariamente nocivas para la salud, pero nada más lejos de la realidad. La cantidad de cafeína y otras sustancias excitantes, por otro lado muy comunes y utilizadas, no son excesivamente altas. De hecho, se calcula que hay que beber unas 125 latas para notar efectos negativos, aunque, claro, 125 latas de cualquier cosa son malas por necesidad…

El verdadero origen del Red Bull está en el viaje del empresario austríaco Dietrich Matestich a Hong Kong, donde probó una bebida que se suponía que “revitalizaba cuerpo y mente”. Importó la fórmula a una bebida comercial en su país, y el resto, como suele decirse, es leyenda.

Red Bull mantiene su hegemonía en este tipo de bebidas, y la verdad, he disfrutado de alguna lata de ella en un reciente viaje a Fráncia…

Pero no es la única bebida que nos puede causar la muerte, si hacemos caso a los mensajes y noticias que nos llegan a diario.

A mitad de los ochenta se popularizó en España la hoy archiconocida crema de Whisky irlandés, el que se comercializa con la marca Baileys.

Seguro que has degustado una copa de esta bebida dulce, que va estupenda acompañando el café.

Pues poco tiempo después, comenzó a circular una extraña historia, que tantos años después, continúa siendo habitual en muchas reuniones.

Un joven, aficionado a las mezclas alcohólicas, tuvo la idea de mezclar el licor de whisky con una bebida burbujeante, en este caso, la tónica.

El muchacho se tomó su tubo con el improvisado y original cubata, y continuó con la noche de fiesta.

Al cabo de unas horas, comenzó a sentirse mal, tanto, que los amigos decidieron llevarle a urgencias. Allí, los médicos encontraron una inmensa bola de algún extraño producto en su estómago. Era tan grande, que le provocó una agónica muerte.

Al hacer la autopsia, se encontró el origen de la bola: era el Baileys, que por efecto de la tónica, se había endurecido y formado la letal esfera que provocó el fallecimiento.

Por supuesto, esta historia es totalmente falsa, y basta con poner un poco de ambas bebidas en un vaso para comprobar que, efectivamente, la composición de la tónica o cualquier otro refresco crea una especie de grumos con la crema de Whisky, pero totalmente inofensiva, y nunca acaba de tomar esa forma dura y mortal que se nos explica en la leyenda urbana.

De hecho, por esa época nos aficionamos a una bebida que tenía, precisamente, esa composición, y que se tomaba en un vaso pequeño. Se ponía un poco de tónica, y la crema, después.

Al resultado de la mezcla le dimos por llamar “Cerebros” y fue una bebida muy popular durante unos años en Onda.

Así que hay que tener en cuenta que nada de lo que se cuenta sobre estas bebidas es cierto, y que no son nada perjudiciales para la salud, excepto, claro, si se abusa de ellas, pero por los motivos que no son falsos y sí perfectamente válidos: su contenido en alcohol en este segundo y la cafeína y otras substancias que no siempre sientan bien a todo el mundo en el segundo, sin ser peligrosas para la mayoría.

Un saludín

Comentarios

probando ha dicho que…
Tambien hay que comentar la famosa mezcla de "Petazetas" y Pepsi. Creo recordar que en cazadores de mitos lo provaron con el estomago de un cerdo (ya sacrificado claro) y como mucho se hinchaba, no llegaba a explotar el estomago del pobre animal
Pharpe ha dicho que…
Lo peor es que hay mucha gente que se traga estas cosas sin nisiquiera consultar a algún sitio más o menos serio sobre el tema.

Saludos