Ayer recibí un paquete que mi hizo mucha ilusión. Siempre me hace mucha ilusión recibir un libro escrito por un amigo. Y ayer, ese paquete era, precisamente, un libro escrito por una amiga.
Isabel del Río apareció un buen día en la lista de Forjadores, comentando cosas interesantes sobre la literatura de género, de lo que le gustaba escribir y los lugares donde había publicado.
Visité en muchas ocasiones su blog, más que interesante, y comenzamos a charlar vía facebook o a través del correo electrónico.
En cuanto tuvo listo su libro Casa de Títeres, le pedía que me enviara uno firmado, para poder disfrutarlo cuanto antes.
Por unas cosas y otras, eso no pudo ser hasta ayer, y no tengo que decir que me abanlancé sobre él sin pensarlo.
Casa de Títeres es, más que una novela, un relato largo, por lo que no hay un número exagerado de páginas. Tanto es así que, sumergido en su lectura, me costó poco más de una hora despacharlo.
Y la verdad es que la lectura es sumamente agradable y con el gancho suficiente para atraparte y no dejarte soltar el libro hasta que la última página ofrece la postrera palabra.
La trama parte de la niñez de una niña que se descubre muy especial yen cuya adolescencia se despiertan las experiencias propias de la edad y el deseo de reafirmarse como persona.
El problema es que no es una joven normal y por supuesto, no es una historia del despertar al mundo al uso.
Magia, venganza, rencor, pero también esperanza, desesperación, optimismo y pesimismo se conjugan junto a una narración clara y efectiva para darnos un ratito de buena evasión y el puntito justo de suspense, misterio y erotismo.
Isabel ha sabido crear una historia en la que la sorpresa no es ajena y que deja un agridulce sabor tras su lectura.
Por desgracia, la editorial responsable de la edición ha tenido, digamoslo así, un tropezón no hace demasiado y es complicado encontrarlo, pero aseguro que la búsqueda vale la pena.
Un gran relato que aconsejo.
Un saludin
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