Leyendas Urbanas: Hoy, Niños enfermos


El otro día estaba en el banco, esperando a realizar un par de gestiones, y escuchaba a la chica de la caja como hablaba, al parecer con su madre.
Estaba intentando averiguar cual era su tipo sanguíneo. El caso es que había recibido un correo electrónico en el que le contaba una amiga que una conocida suya tenía un hijo, de unos diez años, ingresado en La Fé de Valencia. El pobre necesita, decía el correo, una transfusión URGENTE de un tipo concreto de sangre, la AB. Y ese tipo es, precisamente, el que les faltaba justo en el banco de sangre del popular hospital valenciano.
En el correo se buscaban donantes para obtener la sangre necesaria, y buscaban a través del correo. En el mismo correo adjuntaban el número de teléfono de la madre de la criatura e instaban a comunicarse con ella de inmediato, si existía la posibilidad de donar la sangre.
Como suele pasar, este correo se había distribuido indiscriminadamente por miles de correos electrónicos de toda España. Y es lo normal, porque se trata, una vez más, de una leyenda urbana.
La pobre chica de la caja no tenía ni idea de que su amiga, si de verdad le había comentado que conocía a la mujer que, desesperada, pedía ayuda para su hijo, le había mentido.
Y es que la cadena con este mensaje no había nacido esa misma semana, sino que, rebuscando en los archivos de mi correo, encontré un par de mensajes similares. La situación era la misma, la edad del niño, idéntica, aunque el hospital era distinto. Cosas de las modas, supongo…
Le comenté a la chica la cosa, y ella me aseguró que podía ser, pero eso le había llegado de una amiga, y era verdad.
El problema de estas informaciones es que, debido a su especial circunstancia, siendo un niño con problemas de salud, tendemos a creer en lo que nos dicen.

Y lo verdad

eramente grave, es que el anuncio de esta situación apareció en el periódico gratuito ADN de Valencia y Castellón. Una de las columnistas, Mariola Cubells, alertada por la urgencia del llamamiento, lo publicó en la edición del miércoles 4 de marzo. La presunta buena fe de la comunicadora, que no tuvo la sensata precaución de cotejar la información y creerse lo que le dicen en un correo anónimo, le hizo recibir una notificación del hospital negando la información publicada.

En la columna del día siguiente (5 de marzo), publicó una rectificación, sorprendiéndose de que pudiera existir alguien tan ruín como para hacer esto.
Y es que la falta de información, en este caso, bastante grave al ser un medio de comunicación, nos puede llevar a caer en este tipo de confusiones.
Este niño valenciano se ha unido a la larga lista de chicos y chicas con graves enfermedades y que necesitan de la ayuda de los internautas para sobrevivir a ella.

No hace mucho llegó otra cadena, en la que se veía a un niño afectado con una grave enfermedad. Sus células crecían sin control y su aspecto era grotesco.

Obviamente, esa enfermedad existe. Incluso es muy probable que ese niño sea real, que su enfermedad le cause ese aspecto y que no tenga una larga esperanza de vida.
Pero ese correo especificaba varias cosas: su nombre, nacionalidad, el hospital donde estaba interno y la intención de varias empresas (de nacionalidad estadounidense, por cierto) de aportar una cantidad (ridícula) por cada correo que se reenvíe.
Una vez más, se trataba de un fraude.
Ninguna empresa efectúa una campaña de esas características en ningún lugar del mundo.
En unos casos, son grandes empresas las que aportan un céntimo por cada correo reenviado, en otros, son entidades gubernamentales. Todos ellos, son falsos.
Ahora está de moda lanzar estos llamamientos a través de Facebook. Se apela a la lástima de los usuarios de la red social para desencadenar un auténtico aluvión de "Me Gusta" y hacer compartir una foto de un niño entubado y que, realmente, parte el alma. No es una imagen falsa, igual que no lo son las que he comentado antes, pero no tienen nada que ver con la información que se transmite en esos posts. Nadie va a dar un euro ni un dólar por cada 'Me Gusta' ni por cada vez que se comparta, por mucho que la foto la haya compartido una persona de confianza.
El verdadero fin de todas estas cadenas, como de tantas otras, es la de recoger información sobre direcciones de correo para venderlas a otras empresas y lanzar campañas de correo publicitario no deseado, el popular spam.
servicio.
Y de paso, conseguir miles de direcciones para enviar correo basura.
No es el único sistema que utilizan y se aprovechan del miedo a determinados productos, a algunas situaciones y a la falta de información sobre otras cosas para que seamos nosotros mismos los que hagamos el trabajo “sucio” y vayamos recogiendo la información que luego utilizarán empresas, que por cierto, pagan muy bien por ella, para inundarnos con ese correo no deseado.

Un saludín.

Comentarios

ONDAHISTORIA ha dicho que…
Esta secció de les llegendes urbanes és de les meues favorites.

Salutacions

Ximo Huguet