MONOCULTIVO EN CRISIS
Pegando una vista alrededor de Onda, es fácil darse cuenta de una cosa: la economía de nuestro pueblo depende, única y exclusivamente, del azulejo. Centenares de empresas se reparten por las entradas de la población, pero todas tienen un único eje comercial.
Esto revela una amarga realidad, con la que nos hemos encontrado de repente y sin esperarlo. El desplome de la demanda de azulejo ha provocado que muchas de estas empresas no puedan absorber los stocks ni los gastos derivados de una producción que no consiguen vender y el paro se ha multiplicado en una plaza en la que no hace ni un año no existía más que de manera anecdótica.
De pueblo próspero a zona de alerta en cuestión de meses.
Miles de familias ondenses se han encontrado con la situación actual, en la que los ingresos han desaparecido de raíz. En algunos casos, los cierres se justifican como “ajustes económicos” temporales, pero mientras se producen esos “ajustes”, los trabajadores permanecen, igualmente, en el paro.
Y es ahí donde comienzan los problemas, ya que la prestación por desempleo puede aligerar la tensión en las familias, pero la celeridad en el pago no es algo en lo que destaque la administración.
Hasta tres meses han de esperar las familias que optan a las prestaciones de desempleo para recibir su dinero, y no es fácil para ellas aguantar esta situación.
Todo el mundo conoce, a estas alturas del año, a varias personas que se encuentran en esta difícil coyuntura. Los pagos se acumulan igual que hace unos meses, pero el dinero no llega con tanta alegría, ni con la frecuencia acostumbrada.
Y la falta de liquidez de las familias provoca una reacción en cadena que afecta a comercios, restauración y el resto de motores económicos de Onda, sin que parezca existir una solución inmediata al problema.
En la mente de todos, pese a todo, permanece un pequeño resquicio abierto a la esperanza, para que pase pronto la situación de crisis y se trabaje, desde las instituciones para lograr que el mapa laboral de Onda se abra a nuevos sectores que permitan, en próximas crisis, sortear los periodos de recesión con mayor agilidad.
Pegando una vista alrededor de Onda, es fácil darse cuenta de una cosa: la economía de nuestro pueblo depende, única y exclusivamente, del azulejo. Centenares de empresas se reparten por las entradas de la población, pero todas tienen un único eje comercial.
Esto revela una amarga realidad, con la que nos hemos encontrado de repente y sin esperarlo. El desplome de la demanda de azulejo ha provocado que muchas de estas empresas no puedan absorber los stocks ni los gastos derivados de una producción que no consiguen vender y el paro se ha multiplicado en una plaza en la que no hace ni un año no existía más que de manera anecdótica.
De pueblo próspero a zona de alerta en cuestión de meses.
Miles de familias ondenses se han encontrado con la situación actual, en la que los ingresos han desaparecido de raíz. En algunos casos, los cierres se justifican como “ajustes económicos” temporales, pero mientras se producen esos “ajustes”, los trabajadores permanecen, igualmente, en el paro.
Y es ahí donde comienzan los problemas, ya que la prestación por desempleo puede aligerar la tensión en las familias, pero la celeridad en el pago no es algo en lo que destaque la administración.
Hasta tres meses han de esperar las familias que optan a las prestaciones de desempleo para recibir su dinero, y no es fácil para ellas aguantar esta situación.
Todo el mundo conoce, a estas alturas del año, a varias personas que se encuentran en esta difícil coyuntura. Los pagos se acumulan igual que hace unos meses, pero el dinero no llega con tanta alegría, ni con la frecuencia acostumbrada.
Y la falta de liquidez de las familias provoca una reacción en cadena que afecta a comercios, restauración y el resto de motores económicos de Onda, sin que parezca existir una solución inmediata al problema.
En la mente de todos, pese a todo, permanece un pequeño resquicio abierto a la esperanza, para que pase pronto la situación de crisis y se trabaje, desde las instituciones para lograr que el mapa laboral de Onda se abra a nuevos sectores que permitan, en próximas crisis, sortear los periodos de recesión con mayor agilidad.
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