Un año sin Juan Antonio Cebrián


Sí, sé que todavía falta un día para cumplirse una año de la pérdida de nuestro querido Juan Antonio Cebrián, pero yo siempre asociaré un momento tan especial para mi como es el Dissabte de Fira con él.
Fue el año pasado, cuando tuve que trabajar de noche, cuando tantos amigos míos, mi gente y todos en Onda andaban de fiesta, de casal en casal, viendo (o sufriendo las emboladas).
Estaba bastante bajo por tener que pasar esa noche en la fábrica, pero bueno, siempre queda la Rosa de los Vientos, tres horas mágicas que te ayudan a pasar la complicada y aburrida noche. Así que, como todos los fines de semana, me apresté a ponerme el auricular (siempre que escucho la radio en el trabajo dejo un oído libre, para no aislarme del todo y continuar atento) y esperé a que pasaran los escasos minutos que me separaban de la una de la madrugada.
Cuando debía sonar la banda sonora de El Inglés que subió una colina y bajó una montaña, la sintonía del programa, la voz de un locutor leyó el anodino y neutro comunicado de la Cadena.
Juan Antonio Cebrián había muerto, víctima de un traiccionero ataque al corazón esa misma tarde. Ni siquiera los miembros del equipo sabían nada hasta poco antes de comenzar el programa.
Patrick de Frutos se encargó de pasar la noche en blanco, programando música.
No sirvió de mucho. La emoción nos embargó a muchos, habíamos perdido a un amigo, a una voz que siempre conseguía hacernos subir la moral, haciendonos partícipes de la Historia, del Misterio, de todo lo que transmitía.
Tuve que llamar a Raúl Shogún para confirmar lo que acababa de escuchar y me resistía a creer.
Fue Sole la que me contestó, de camino a Madrid, para dar el apoyo que necesitaban su familia y amigos y estar junto a ellos en esos momentos tan difíciles.
No hace falta decir que pasé una mala noche, mucho peor de lo que esperaba pasar.
Juan Antonio había tenido a bien prologar el libro sobre el 11M en el que participamos más de trescientas personas, me había permitido presentarlo en la Rosa de los Vientos y humilde y siempre atento, había consentido que este bisoño locutor le realizara una entrevista en una Radio Onda que no supera los límites de esta población.
Y se fue...
Y con él, los ánimos de muchos.
Pero como la vida es sabia, de estas desgracias se sacan lecciones, se realizan grandes gestas, y hoy la figura, la voz y la maestría de Juan Antonio Cebrián son un referente para todos los que soñamos con sus Pasajes de la Historia, nos estremecimos con Los Pasajes del Terror, vibramos con los Versus y disfrutamos de horas de gran entretenimiento.
Hoy, la Rosa de los Vientos continúa, gracias a la increíble labor de un equipo capitaneado por la mano derecha (y el corazón) de Juan Antonio, su mujer, su timonel, Silvia Casasola, y con la voz de un Bruno Cardeñosa consciente de la responsabilidad que le ha caído encima y que tan bien ha sabido desarrollar.
Y con ellos, los amigos de siempre, otros nuevos y siempre, vigilante desde quien sabe donde, la presencia del capitán, del Juan Antonio Cebrián que algún día colará una psicofonía, de esas que tantas veces irrumpen en el programa, y que, seguro, que cuando hablen él, dirá "Que maestro".
Un saludín

Comentarios

mes ha dicho que…
Así es mi querido amigo Víctor, fue muy duro. Pero, como bien dices, debemos aprender la lección y disfrutar de cada instante de todos y con todos los que nos rodean. Un fuerte abrazo, Mtin.

PD. Son 82, que diría Juan, los que cumplo.
Luis F. Mayorgas ha dicho que…
Si que fue una gran pérdida, tanto por lo inesperado, por la juventud de la persona, como por su calidad humana, y por el valor de la obra que ha construido (me atrevo a decir que LA Rosa de los Vientos es uno de los programas de radio más interesantes de la actualidad, de los que le reconcilian a uno con el medio, si se me permite el cliché).

De hecho, me resulta grato el esfuerzo por mantener vivo el recuerdo de Juan Antonio en LA Rosa, empezando por la cabecera, que se anuncia como "LA ROSA DE LOS VIENTOS DE JUAN ANTONIO CEBRIAN".
Krispamparo ha dicho que…
Joer Vic, ha sido leer tu crónica y recordar, de golpe y porrazo, lo grande que era este hombre!