De cosas que "no interesan"

La mente de las personas suele estar ocupada por las cosas del día a día, y no suelen preocuparse más que del trabajo, la familia, el partido “del siglo” que dan ese fin de semana en el canal de pago, los últimos ligues de la Obregón y pcco más.

Eso, al menos, es lo que nos quieren hacer creer los mandamases de las radios y televisiones patrias, que no dejan de programar el mismo programa una y otra vez, en diferentes horarios y con otros títulos.

Pero resulta que, una vez escarbas en lo que realmente pasa, te encuentras con que hay mucha gente, más de la que uno esperaba encontrar, que además en todos esos temas taaaan interesantes, dirige sus inquietudes a otras facetas, no tan prácticas para la vida social pero que llenan y complementan los intereses de cada cual.

Sólo hay que fijarse en las audiencias de los programas científicos o de curiosidades que programan algunas emisoras a altas horas de la madrugada y que son tan escuchados como los magazines de las mañanas o las tertulias de las tardes. Y encima, con el podcast, superan con creces a estos.

Y si miras las ventas de las revistas mensuales, aparecen en ellas títulos como el Muy Interesante o la Quo, que no dejan de ser revistas de divulgación científica, escritas y preparadas para que los legos sepamos de qué narices nos están hablando cuando sacan una foto de un acelerador de partículas o la imagen microscópica de los intestinos de una mosca.

Otros estudian las leyes de la termodinámica o se afanan con las cosas de la inercia y demás asuntos de la física para dar a la bola de billar el efecto necesario, pero sin saberlo.

Y ahí está el gran dilema ¿somos realmente nosotros los que pedimos conocer las andanzas de la Obregón, el tamaño de los pechos de la Hilton, lo que cobra Ronaldinho o el tamaño de las venas del cuello de la Patiño, o es que nos dejamos llevar por los descerebrados que programan nuestra tele?

Ahí suelto la pregunta.

Un saludín

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