Una noche especial

Lo ha sido, sin duda.
Después de unos ocho años, nos hemos vuelto a reunir casi todos los compañeros de E.G.B., los que cursamos esos maravillosos años juntos y vivimos esa especial época en que todo era más sencillo, más vital y más sincero.
La excusa ha sido la jublación de Lola, Doña Lola, nuestra maestra durante cinco años, y la jubilación, un año antes, de Manolo, Don Manolo, su marido y también maestro nuestro.
Fueron cinco años, los que entonces se llamaba Primera Etapa, en que ellos fueron los únicos maestros que nos impartieron mucho más que unas clases.
No se, quizás sea los años transcurridos (ni se me ocurrirá mentarlos), o quizás vete a saber qué, pero desde luego, su presencia y el recuerdo han convertido unos cursos en momentos inolvidables que nunca se van a repetir.

La cena se ha venido preparando desde hace varios meses, en los que un pequeño, pero activo, grupo de antiguos alumnos nos hemos movido para que todos los que tenían que saberlo supieran que el día 25 de mayo rendiríamos un justo homenaje a quien nos acompañó durante esos emotivos y difíciles primeros años de escuela.
Cuarenta y cinco personas nos hemos juntado en el Restaurante Palmito, y han sido varios los que no han podido acudir, por motivos varios. Más ellos dos, 47 personas que han pasado una velada intensa, llena de recuerdos y reencuentros Unos esperados, otros sorprendentes.
Viejos amigos, antiguos compañeros, rivales caducos, todos hemos disfrutado de una maravillosa noche que ha cuajado en un momento de regalos para los homenajeados, y como no podía ser de otra manera, teniendo en cuenta quien eran ellos, también para todos nosotros.
Un breve pero emocionante discurso, pronunciado con orgullo y nostalgia por Susana Álvarez, dió paso a la entrega de sendos ramos de flores y de la orla que he ido montando con cierto esfuerzo (para que voy a mentir... Soy un azulejero, no un diseñador...) para la ocasión.



Las fotografías más o menos recientes de todos los asistentes (menos una, que apareció demasiado tarde y no llegó antes de la impresión de la orla) fue el regalo que se llevan Manolo y Lola de nosotros, la única promoción que acompañaron durante los cinco años de Primera Etapa en toda su carrera.
Su regalo fue enseñarnos las tarjetas de comunión que guardaban como un tesoro, además de esos regalos que realizaron con sus propias manos para cada uno de nosotros.
En las palabras que nos dedicaron, nos pusieron la piel de gallina, por la emoción, nos emocionaron con anécdotas que muchos habíamos olvidado, y nos demostraron que el cariño y el aprecio era mútuo.
La presencia de personas que vivían lejos de Onda, y que habían vuelto sólo para disfrutar de esta cena, en compañía de unos amigos que hacía años que no se juntaban y que quizás no eran tan amigos entonces, ha puesto un punto más de emotividad a la cena. Mari Carmen, que vino de Barcelona, o Inma, que lo hizo de Valls, Tarragona, fueron parte de lo importante de una reunión que todos hemos pedido que repita.
Tras la cena y las emociones, vino, como no, la fiesta, y en comandita, visitamos varios pubs de Onda, dispuestos a seguir disfrutando con la presencia de todos y de los recuerdos.
No negaré que, en algún momento, las lágrimas se me han querido escapar, pero no es nada raro. Dudo que esto no le haya pasado a cualquiera de los que estuvimos allí.
Una gran noche que hemos vivido, y que si es posible, queremos repetir.


Un saludín

Ah, más imágenes, en Flickr...

Comentarios

Paco Hernández ha dicho que…
¿que detalle no? me encantan estos encuentros, sobretodo cuando no vas obligado, a mi el mío me toca dentro de poco... 15 años hace que no nos vemos algunos...
Anónimo ha dicho que…
Desde luego en casi treinta años COMO CAMBIA LA GENTE, aunque lo asombroso es LO POCO QUE CAMBIA LA GENTE. ;-) Lo cierto es que OLE ! por todos los que organizasteis el cotarro porque por si mismas NUNCA SALEN LAS COSAS. Juntar a 47 personas que de por si poco tienen en comun es de alabar. Pero DON MANOLO y DOÑA LOLA lo merecian.

SALUDINES A TODOS (MON)