Ha pasado algo más de un mes desde la última entrada sobre un libro, así que ya iba siendo hora.
He pasado por unas semanas algo complicadas, y he tenido que ir leyendo a ratos muertos (o sea, antes de dormir), así que no he podido saborear este libro como quería.
Aún así, El juego de Ender ha sido toda una delicia.
Orson Scott Card, del que había oído hablar tanto, y del que sólo había leído, muy recientemente, los dos números del Ultimate Iron Man que escribió para Marvel, creó una gran saga con esta novela.
Su protagonista, Ender Wiggins, es un niño sometido a los rigores del entrenamiento militar, víctima de la guerra de los humanos con una raza extraterrestre, que se ha de preparar, nada más y nada menos, que para liderar la flota de combate terrestre.
A lo largo de la novela, Card nos muestra cuan crueles pueden llegar a ser los militares a la hora de entrenar a quien, se supone, ha de ser la salvación de toda la raza humana.
Sus páginas están llenas de fuerza, de decisiones duras y valientes, y todo esto, reflejado en la mente de un niño de corta edad.
Quizás sea en esa caracterización en lo que falla el autor.
Sus personajes infantiles son poco creíbles. No se comportan como niños.
Pero, como siempre, surge un elemento que desmonta esta afirmación y dota a la obra y a sus secuelas en algo coherente y lógico.
No es un tratado sobre la infancia. No es un libro didáctico para conocer y comprender a los niños. Es una novela de ficción. De ciencia-ficción, para ser exactos.
En la sociedad que nos presenta, Card pone a los niños fuera de los límites que la nuestra impone. En el libro, los niños son escaneados, controlados, en busca del gran lider militar que tiene que solucionar los problemas que los adultos se ven incapaces de afrontar.
No sólo Ender tiene un protagonismo especial. Sus hermanos, que tienen un peso específico, no sólo en las relaciones con él planteadas sino en el desarrollo de la trama, son iguales que él.
Quizás Ender tenga los sentimientos de Valentine, pero en su interior se desarrollan los instintos de Peter, y es esa mezcla la que hace surgir al lider que se necesita.
El juego de Ender es una gran novela, que lamento haber dejado para tan adelante, y de cuya lectura he disfrutado.
Haré un parón, porque se me amontonan los libros por leer (tengo alguno en espera en la Biblioteca, que también me interesa mucho), pero sin duda, volveré al complejo universo de Ender Wiggins.
Totalmente recomendable.
Un saludín
He pasado por unas semanas algo complicadas, y he tenido que ir leyendo a ratos muertos (o sea, antes de dormir), así que no he podido saborear este libro como quería.
Aún así, El juego de Ender ha sido toda una delicia.
Orson Scott Card, del que había oído hablar tanto, y del que sólo había leído, muy recientemente, los dos números del Ultimate Iron Man que escribió para Marvel, creó una gran saga con esta novela.
Su protagonista, Ender Wiggins, es un niño sometido a los rigores del entrenamiento militar, víctima de la guerra de los humanos con una raza extraterrestre, que se ha de preparar, nada más y nada menos, que para liderar la flota de combate terrestre.
A lo largo de la novela, Card nos muestra cuan crueles pueden llegar a ser los militares a la hora de entrenar a quien, se supone, ha de ser la salvación de toda la raza humana.
Sus páginas están llenas de fuerza, de decisiones duras y valientes, y todo esto, reflejado en la mente de un niño de corta edad.
Quizás sea en esa caracterización en lo que falla el autor.
Sus personajes infantiles son poco creíbles. No se comportan como niños.
Pero, como siempre, surge un elemento que desmonta esta afirmación y dota a la obra y a sus secuelas en algo coherente y lógico.
No es un tratado sobre la infancia. No es un libro didáctico para conocer y comprender a los niños. Es una novela de ficción. De ciencia-ficción, para ser exactos.
En la sociedad que nos presenta, Card pone a los niños fuera de los límites que la nuestra impone. En el libro, los niños son escaneados, controlados, en busca del gran lider militar que tiene que solucionar los problemas que los adultos se ven incapaces de afrontar.
No sólo Ender tiene un protagonismo especial. Sus hermanos, que tienen un peso específico, no sólo en las relaciones con él planteadas sino en el desarrollo de la trama, son iguales que él.
Quizás Ender tenga los sentimientos de Valentine, pero en su interior se desarrollan los instintos de Peter, y es esa mezcla la que hace surgir al lider que se necesita.
El juego de Ender es una gran novela, que lamento haber dejado para tan adelante, y de cuya lectura he disfrutado.
Haré un parón, porque se me amontonan los libros por leer (tengo alguno en espera en la Biblioteca, que también me interesa mucho), pero sin duda, volveré al complejo universo de Ender Wiggins.
Totalmente recomendable.
Un saludín
Comentarios
Pc. A ver cuando te lees la segunda parte: "la voz de los muertos" auténtica obra maestra.
El resto de la saga... para fanáticos de OSC!
Después, me pasaré por la Biblioteca y me cogeré Elemental, querido Chaplin, del maestro Marín Trechera.
Y luego, si no aparece nada nuevo, me enfrentaré al nuevo libro de Martha Wells, precuela del excelente La muerte del Nigromante, que tienes pendiente de leer, y que mi señora esposa tiene también ganas de hecharle el ojo encima... :-D
Y a leer, leer y leer...
Un saludín
Además, me congratula lo de "la torre de la golondrina". De hecho, creo que contiene el mejor "set piece" de todo Geralt de Rivia... a ver si coincidimos cuando lo leas!
Un saludo ;-)
UN ABRAZO.
Bueno, en lo que es interesante el libro, sí, claro, pero lo otro...
Verás, diferenciar la ficción de la realidad es muy sencillo.
La ficción se crea para entretener, y no ha de ser (de hecho, debe evitar serlo) idéntica a la realidad. La realidad asusta, aburre, distrae (que no entretiene), y es dura y pesada.
La ficción ha de ser ese escape a la realidad y por eso, ha de presentar situaciones que sean diametralmente diferentes a lo que se vive cada día.
Por eso Ender no parece un niño, nmo piensa como un niño ni se comporta como tal.
No es un niño de la guerra de África, sino una invención destinada a distraer y también, a hacernos pensar un poquito.
Pero nada más.
No hay que ser tan pesimista ni buscar tres pies al gato. Al menos, no siempre.
Un saludín
Lo mismo me pasó con 'Hyperion' (Del que tengo pendiente su segunda parte que me mira anhelante desde la estantería)
Grandes hallazgos, sin duda, de la ciencia ficción.
Saludos ;P