(publicado en Arrels 13)
Uno no es precisamente un intolerante. A Uno no le parece bien que se juzgue a las personas basándose, como único punto discordante con lo establecido, su lugar de procedencia.
Uno piensa que lo que se dice de tal o cual colectivo es una exageración, porque Uno conoce a mucha gente de ese o aquel colectivo y sabe que no todos son de esa manera tan terrible como los pintan.
A Uno le gusta conocer a personas de otras culturas, y saber como es su vida diaria en su país, tan lejano y extraño para Uno como el país este lo es para ellos.
La gente exagera y habla por hablar, piensa Uno, y pone en boca de todos los miembros de ese o aquel colectivo lo que dicen o hacen unos pocos y lo aplican a todos, sin miramientos y sin pensar en que son sólo personas, como él o como quien lo dice.
Pero Uno se encuentra de repente atrapado en una situación en la que tiene que soportar comportamientos que otros cuentan, y que extrapolan a todos los demás.
Y Uno se pregunta si estaba equivocado y va a ser que todo es así, y la excepción son las personas que no se comportan así.
Por suerte, Uno centra su problema en las personas que provocan su problema, y no culpa a todos los demás.
Pero mira, a veces, Uno piensa como los demás.
Paciencia.
Un saludín
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