El chino de las películas

(Publicado en Arrels nº16)

Manda narices. Hay gente que se esfuerza, una y otra vez, para conseguir el PAPEL de su vida, machancándose en el gimnasio, pasando por quirófano para quitar unos michelines, ponerse unas tetas, achatarse las narices o destrozarse los labios. Y no lo consiguen nunca.

Acaban siendo carne de películas de género y clasificiación confusa (de esas que se llaman serie B, o incluso esas joyitas del frikismo que son las serie Z) y su nombre termina olvidándose en la neblina que acompaña a la memoria cuando termina semejante peliculón.

No hablaré hoy de un actor de estos.

Otros, sin embargo, consiguen lo que buscan y acaban protagonizando películas de género y calificación alfabética más clara (aunque los contenidos son como las anteriores, pero con más presupuesto y más promoción).

El tipo del que te hablaré hoy, tampoco es de estos.

Se trata de uno de los actores con más trayectoria en la industria hollywoodiense de los últimos 30 años. Su cara, inconfundible, ha paseado por los títulos más importantes de la escena americana y ha creado un movimiento de fans que ya quisieran para ellos Tom Cruise, Javier Bardem o la castiza Pe.

Lo has visto en tus películas preferidas, y además, has hecho apuestas para adivinar cuanto tiempo dura vivo en pantalla y quien le da el finiquito.

Sí, amigos, es el Chino de las Películas.

Rostro asiático (normal, porque sino no sería llamado El Chino de las Películas), poblado bigote, larga melena con frente cada vez más despejada y mirada asesina.

Los chicos de las películas se rifan el turno para apalearle, dispararle, cortarle, triturarle, explosionarle, tirarle una lavadora o una cabina encima y hasta ponerle un disco de Perales si es menester.

Ha trabajado con directores de la talla de John McTiernnan, John Landis, James Cameron o John Carpenter.

Su nombre es Al Leong y es uno de los más cotizados stunts del mundillo (o sea, un especialista), que se ha convertido en una presencia ineludible en cualquier película de acción o serie de tv en la que tenga que morir alguien (o no, que también ha salido en el Equipo A y ahí nunca muere nadie).

Pero su carrera no se detiene en el mero hecho de ser una diana andante para el héroe de turno (Schwenneger, Gibson, Mr. T, Sutherland, etc.) sino que ha sido el guionista y director de una película, que desgraciadamente no conocemos en España, y que lleva por título Daddy tell me a story, que no tiene mucho que ver con el resto de su filmografía.

Pues sí, es curioso como un secundario, que en la mayor parte de su trayectoria profesional no ha sido ni siquiera secundario haya visto como su presencia es buscada en cada película de acción. Aunque sólo sea para ver como muere.

Y es que parece ser que incluso para esto, para hacer de malo escarmentado hay que valer. Y si no, sólo hay que recordar alguna de sus apariciones más sonadas. Por ejemplo, en el Nakatoni Plaza, en La jungla de Cristal, donde pasó a la historia como el alemán más achinado y goloso de la historia del cine. Aquí terminó cayendo por el hueco del ascensor con una silla y unos kilos de explosivo.

Todo un ejemplo de cómo, con ganas de pasarlo bien, ser bueno en lo que haces y cobrando menos que la estrella de turno, puedes ser más famoso que ella.

Un saludín

ANEXO:Puedes encontrar casi toda su filmografía en La Página 36, en la entrada que le dedicó Queco hace ya un tiempo, y que sirvió como inspiración para este artículo.

Comentarios

Paco Hernández ha dicho que…
pues oye, enhorabuena por el post, es buenísimo, y sí si, tienes toda la razón, el chino de las películas se merece un post y miles más... está incluso por encima que el chino cudeiro :)
Víctor Alós ha dicho que…
NADIE está por encima del Chino Cudeiro, pero si alguien merece estar a su lado, ese es Al Leong :-D

Un saludín
BLAGDAROS ha dicho que…
Anda que estaba buscando yo información sobre el tipo de este para hacer un artículo para mi blog y me he encontrado con este tu artículo, que podría haber firmado yo mismo.

Que grande el chino de las películas. XD