Creíamos que la cosa había sido buena este año en Onda. No se habían producido incendios de consideración y la cosa parecía en calma. Y más, teniendo en cuenta como estaba la cosa en Galicia, donde parece que molesta tanto verde y lo quieren cambiar por el negro asolado.
Ayer se produjo el primer incendio de cierta importáncia en el término, y aunque no fue nada, aunque se pudo controlar rapidamente, no deja de ser preocupante.
Las dos hectáreas de pino que ardieron lo hicieron porque alguien se molestó en pegarle fuego en dos puntos distintos, cerca de varias casetas donde veranea gente, donde se descansa y uno se retira del mundanal ruido para disfrutar de la familia y la tranquilidad del campo.
Por suerte, como he dicho antes, la rápida intervención de los medios aéreos (dos hidros y un helicóptero) y la excelente labor de las cuadrillas de tierra, como la de los voluntarios del parque de la Serra Espadà, evitaron más de una desgrácia.
Los tipos o tipo, que no lo sé, que pegarón (o pegó) fuego a esta zona tan poblada, pero que mantiene ámplias parcelas de flora autóctona, está (o están) siendo buscado(s), y espero que los cacen y los encierren por los años que se merecen.
MIentras, los chicos de la prensa tenemos que conformarnos con hacer llegar a todos lo que vemos y lo que nuestros objetivos plasman en las fotografías.
Espero que sirva para que otros, en otro sitio, se lo piensen mejor y apaguen ese cigarro, esa pequeña hoguera o la bengala asesina a tiempo.
Ayer se produjo el primer incendio de cierta importáncia en el término, y aunque no fue nada, aunque se pudo controlar rapidamente, no deja de ser preocupante.
Las dos hectáreas de pino que ardieron lo hicieron porque alguien se molestó en pegarle fuego en dos puntos distintos, cerca de varias casetas donde veranea gente, donde se descansa y uno se retira del mundanal ruido para disfrutar de la familia y la tranquilidad del campo.
Por suerte, como he dicho antes, la rápida intervención de los medios aéreos (dos hidros y un helicóptero) y la excelente labor de las cuadrillas de tierra, como la de los voluntarios del parque de la Serra Espadà, evitaron más de una desgrácia.
Los tipos o tipo, que no lo sé, que pegarón (o pegó) fuego a esta zona tan poblada, pero que mantiene ámplias parcelas de flora autóctona, está (o están) siendo buscado(s), y espero que los cacen y los encierren por los años que se merecen.
MIentras, los chicos de la prensa tenemos que conformarnos con hacer llegar a todos lo que vemos y lo que nuestros objetivos plasman en las fotografías.
Espero que sirva para que otros, en otro sitio, se lo piensen mejor y apaguen ese cigarro, esa pequeña hoguera o la bengala asesina a tiempo.
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