El sábado continuó con los consabidos toros, que llevaron a un chaval al hospital. No fué nada grave, por suerte, pero el susto está ahí. Total, que toros y más toros.
Por la noche, Obús descargó junto a Holy Diver, y yo no pude ir...
En las plazas céntricas, bou embolat.
Faltaría más...
El domingo dejó misas, procesiones y demás cosas... er... interesantes...
Que también es fiesta, pero menos.
Y llego el lunes.
Por la mañana, los escolares se disfrazaron y salieron a recorrer el centro en un multicolor pasacalle, en el que se pudieron ver chinos, mexicanos, don quijotes, dulcineas y molinos de viento.
Los peques estaban encantados siendo el centro de atención, aunque el recorrido se me hace que es un tanto largo para peques de entre cuatro y seis años.
Al terminar, se repartieron bolsas de caramelos y luego, explotó una mascletà infantil. Mucho ruido, mucho humo, pero pocos peques se asustaron. Ya se van acostumbrando a que cuando hay fiesta, hay petardos.
Luego, paradita en el Mesón de la Tapa, aprovisionamiento y a las paellas.
Decenas de cocineros y cocineras (corrección política ante todo) se afanaban en crear la mejor paella, la más vistosa y la más sabrosa, aún y cuando no hay concurso, y se trata sólo de disfrutar haciéndola en compañía del resto de peñas.
Yo no comí paella, que todavía me repetía la de ayer. Comí fieduà, que tampoco es moco de pavo, por cierto.
Por la noche, cena multitudinaria en la Avenida Serra Espadà. Ni se sabe cuantos habían.
Se calcula que unos 3.000, pero igual eran algo más.
Para cenar, una ridícula ración de Tombet de bou, que sabía a poco y que, a diferencia de otros años, no te llegaba ni a cubrir un diente. Para 13 personas nos dieron una ración grande, para unos seis. Ni para olerlo... Y las cazuelitas que regalaban, este año no estaban impresas con el logo del ayto, ni con ninguna alusión a la Fira, como es habitúal.
Al menos, las gaseosas estaban frescas, y eran La Casera, cosa que se agradece, y mucho.
Para terminar, un castillo de fuegos artificiales. Este, piromusical. Creo que quiere decir que explota al ritmo de la música.
Bueno...
En fin, que te dejo unas cuantas fotos, para que veas mejor como va todo esto, y así, me ahorro el escribir, que ando algo espeso, y muertito de sueño.
Un saludín
Ah, olvidaba que la compañía Volantins presentó un espectáculo de animación que gustó bastante, y que tenía de protagonistas a seres de fantasía. Muy visual y entretenido.
Por la noche, Obús descargó junto a Holy Diver, y yo no pude ir...
En las plazas céntricas, bou embolat.
Faltaría más...
El domingo dejó misas, procesiones y demás cosas... er... interesantes...
Que también es fiesta, pero menos.
Y llego el lunes.
Por la mañana, los escolares se disfrazaron y salieron a recorrer el centro en un multicolor pasacalle, en el que se pudieron ver chinos, mexicanos, don quijotes, dulcineas y molinos de viento.
Los peques estaban encantados siendo el centro de atención, aunque el recorrido se me hace que es un tanto largo para peques de entre cuatro y seis años.
Al terminar, se repartieron bolsas de caramelos y luego, explotó una mascletà infantil. Mucho ruido, mucho humo, pero pocos peques se asustaron. Ya se van acostumbrando a que cuando hay fiesta, hay petardos.
Luego, paradita en el Mesón de la Tapa, aprovisionamiento y a las paellas.
Decenas de cocineros y cocineras (corrección política ante todo) se afanaban en crear la mejor paella, la más vistosa y la más sabrosa, aún y cuando no hay concurso, y se trata sólo de disfrutar haciéndola en compañía del resto de peñas.
Yo no comí paella, que todavía me repetía la de ayer. Comí fieduà, que tampoco es moco de pavo, por cierto.
Por la noche, cena multitudinaria en la Avenida Serra Espadà. Ni se sabe cuantos habían.
Se calcula que unos 3.000, pero igual eran algo más.
Para cenar, una ridícula ración de Tombet de bou, que sabía a poco y que, a diferencia de otros años, no te llegaba ni a cubrir un diente. Para 13 personas nos dieron una ración grande, para unos seis. Ni para olerlo... Y las cazuelitas que regalaban, este año no estaban impresas con el logo del ayto, ni con ninguna alusión a la Fira, como es habitúal.
Al menos, las gaseosas estaban frescas, y eran La Casera, cosa que se agradece, y mucho.
Para terminar, un castillo de fuegos artificiales. Este, piromusical. Creo que quiere decir que explota al ritmo de la música.
Bueno...
En fin, que te dejo unas cuantas fotos, para que veas mejor como va todo esto, y así, me ahorro el escribir, que ando algo espeso, y muertito de sueño.
Un saludín
Ah, olvidaba que la compañía Volantins presentó un espectáculo de animación que gustó bastante, y que tenía de protagonistas a seres de fantasía. Muy visual y entretenido.
Comentarios