TICO

Recuerdo que Tico traía de cabeza a los vecinos.

Sus aullidos rompían frecuentemente la noche, y muchos de ellos se quejaban porque no podían dormir.

Al principio, les parecía gracioso, les recordaba su niñez, y lo dejaban pasar, pero con el paso de las noches, comenzaron a protestar.

Si Tico estaba feliz, aullaba fuerte, y si estaba triste, aullaba más fuerte todavía, provocando la ira de la gente de los alrededores.

Cuando vinieron a llevarselo, algunos se entristecieron, porque le habían cogido cariño. Otros se alegraron e incluso se ofrecieron a ayudar para meterlo cuanto antes en la ambulancia.

Yo suelo ir a verle al psiquiatrico un par de veces al mes.

A mí me caía bien...

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