RESTOS DEL PASADO




Es curioso vivir en un pueblo con más de 3.000 años de historia.
Vamos, que no es que las calles, el castillo y la población estén aquí tanto tiempo, pero se calcula que ya había un asentamiento en la colina hoy dominada por el Castillo de las Trescientas Torres, más o menos en esa época.
Esto viene a cuento por la increíble cantidad de cosas de más de doscientos años que se encuentra uno al derruir una casa del Casco Histórico, cerca de la fortaleza.
Cada vez que se trabaja en uno de estos edificios, casi todos datados de principios del siglo pasado, o como mucho, de finales del anterior, aparecen cosas que nos recuerdan que en ese mismo lugar habían otras edificaciones, otros habitantes, otras culturas...
Hablando el otro día con mi amigo Joaquín Alfonso, arqueólogo de profesión, y de vocación, me comentaba lo que habían encontrado en una casa de la calle San Miguel, una céntrica vía urbana, que está algo lejana de lo que era el nucleo de la población hace unos siglos.
Como es algo técnico, transcribo la nota de prensa donde explica los hallazgos, y su uso en sus tiempos:

Se trata de una vivienda situada en la calle San Miguel, uno de los antiguos accesos al recinto amurallado tanto de la madina andalusí como de la villa bajomedieval, donde se presumía la existencia, al menos desde los siglos XIII-XIV de un arrabal vinculado a la presencia del Hospital de Peregrinos e Iglesia de San Miguel, situado en lo que posteriormente fuera Convento de Monjas Clarisas a partir de 1550.
En el proceso de excavación se han hallado diversos niveles de ocupación pertenecientes a época moderna y contemporánea, destacando un magnífico conjunto de azulejería en la cocina de la vivienda, datados entre 1860 y 1870, producidos en la fábrica La Valenciana, contando que algunos modelos no se hallaban entre los fondos del Museo del Azulejo “Manolo Safont”, donde se han depositado, enriqueciendo notablemente los fondos del mismo.
Además, destacamos la documentación del hábitat en esa vivienda desde época bajomedieval, con diferentes pisos de ocupación relacionados con diversos paramentos murarios típicos de esa cronología en el basamento de las paredes de la vivienda actual, corroborando la existencia de un arrabal al menos desde finales del siglo XIII, junto al antiguo camino.
Además, de esa misma cronología se ha hallado una acequia que repartiría el agua de la Sequia Mare, que la traía desde la Bassa de la Vila, tratándose de un ramal y que quizá estuvo en uso hasta quizá hasta al menos el siglo XVIII e incluso el siglo XIX.
Pero sobre todo, queremos destacar la documentación en los niveles inferiores, a más de 2 m. de profundidad de cuatro balsas de forma cuadrangular, dos de ellas completas, excavadas en el tapaç o nivel estéril de base del solar.
Se trata de balsas construidas con la técnica del tapial de piedra, construidas en una mampostería regular de hiladas horizontales, de tendencia hacia un spicatum, enlucidas en el interior de forma total con medias cañas en los diversos ángulos que forman las balsas. Esta técnica constructiva, junto a los materiales de amortización, nos ofrecen una cronología ante quem del siglo XI, por lo que consideramos que pudieron haber estado construidas durante la primera mitad del siglo XI.
Si bien se está en el proceso de investigar la utilidad de las mismas, y puestos en contacto con investigadores y arqueólogos de renombrado prestigio, a priori podrían corresponder a balsas que tienen el objeto de amerar algún tipo de vegetal tipo el esparto o más probablemente el cáñamo, para después proceder a su manipulación, por ejemplo, para la realización de cuerda.
Se trata de un hallazgo importantísimo, tanto a nivel del conocimiento de diversos aspectos de la vida cotidiana durante época andalusí en general, sobre todo a nivel provincial y de la Comunidad Valenciana, como para el conocimiento de la evolución tanto cronocultural como espacial de Onda, puesto que hemos podido documentar la existencia, si bien quizá no de un arrabal para momentos anteriores a la conquista feudal, sí de un hábitat disperso de carácter rural al menos desde el siglo XI, vinculado a Madinat Unda, en plena expansión en estos momentos de desintegración del Califato de Córboda y la efervescencia de las primeras Taifas.

Pues bien, este es el último hallazgo encontrado en una casa que siempre ha estado ahí, en pleno centro del pueblo, y que todos conocíamos. Uno comienza a pensar que restos pueden haber dispersos en las casas inmediatamente debajo del Castillo, y nota un escalofrió... Todavía recuerdo el hallazgo de una necrópolis musulmana bajo los cimientos de una vivienda...

Un saludín

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Bueno .. ejem... tampoco hace falta buscar muchos restos arqueológicos en Onda ...esta Victor Alós.