LUCIA Y EL NIÑO

Lucía esperaba a un niño.
Iba a llegar ese mismo día, estaba segura. Su cuerpo se preparaba para recibirlo, y su estado de ánimo era muy diferente al de días anteriores. Esta vez no era una falsa alarma, como había sucedido durante las dos semanas anteriores.
El niño llegó, como ella ya sabía, pero pasó de largo y se detuvo ante Perla, una mimada caniche abandonada en un descampado, muy lejos de su casa. Con mirada triste, vió como salían los dos jugando, uno riendo, y la otra ladrando feliz.
Otro niño llegó al día siguiente, pero Lucía ya no estaba.

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