Se acabó el año maldito…
Por fin parece que este aciago 2008 toca a su fin. Ha sido un año que comenzó tan estupendamente como los últimos cinco, rebosante de optimismo y con los bolsillos de todos más o menos llenos y con alegría para gastar. Y a medida que pasaban los meses, la cosa iba de mal en peor. Las empresas han ido cerrando y los bancos, cerrando el grifo, y las administraciones, para no perder costumbre, han actuado tarde y mal.
Y es que parece que esta sea la primera crisis que padece este país, e incluso el sistema capitalista que tanto abrazamos. Uno no puede evitar pensar en todas las anteriores, esas que fueron “las peores, no ha habido otras igual”, y se pregunta por qué no se vio venir, ni se pusieron métodos para evitarlo.
Ahora, se inyecta dinero donde no hace falta (en los bolsillos que ya están a reventar) y parece que se olvida al que tira del carro, el que siempre paga el pato y no percibe que se haga algo para mejorar su situación.
Y es que intervenir a deshora, cuando la situación es insalvable no se ve como una buena solución, ni va a ayudar al currito de a pie.
Mientras, Uno espera que la lucecita esa vaya apareciendo en el horizonte y que la empresa que ha conseguido remontar una situación que todos daban por perdida no sea la noticia a destacar, sino lo común en un año que tiene que ser el de la remontada.
Por la cuenta que nos trae…
Un saludín
Por fin parece que este aciago 2008 toca a su fin. Ha sido un año que comenzó tan estupendamente como los últimos cinco, rebosante de optimismo y con los bolsillos de todos más o menos llenos y con alegría para gastar. Y a medida que pasaban los meses, la cosa iba de mal en peor. Las empresas han ido cerrando y los bancos, cerrando el grifo, y las administraciones, para no perder costumbre, han actuado tarde y mal.
Y es que parece que esta sea la primera crisis que padece este país, e incluso el sistema capitalista que tanto abrazamos. Uno no puede evitar pensar en todas las anteriores, esas que fueron “las peores, no ha habido otras igual”, y se pregunta por qué no se vio venir, ni se pusieron métodos para evitarlo.
Ahora, se inyecta dinero donde no hace falta (en los bolsillos que ya están a reventar) y parece que se olvida al que tira del carro, el que siempre paga el pato y no percibe que se haga algo para mejorar su situación.
Y es que intervenir a deshora, cuando la situación es insalvable no se ve como una buena solución, ni va a ayudar al currito de a pie.
Mientras, Uno espera que la lucecita esa vaya apareciendo en el horizonte y que la empresa que ha conseguido remontar una situación que todos daban por perdida no sea la noticia a destacar, sino lo común en un año que tiene que ser el de la remontada.
Por la cuenta que nos trae…
Un saludín
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