El mundo se acaba... y si no hoy, mañana

Las pantallas de los cines de todo el mundo se han visto, en un momento u otro, han tenido que proyectar imágenes en las que el mundo, tal y como lo conocemos o directamente de forma total, desaparece.

La manía de los guionistas y productores de Hollywood de hacernos picadillo de forma global es ya mítica, y aunque supongo que obedece a criterios aventureros y de tensión argumental, no deja de tener un puntito de masoquismo vital.

Ni se sabe cual fue la primera película que abordaba el tema, pero mi mente recuerda una sesión de tarde, un sábado frente a la tele en blanco y negro, una película que presentaba un terrible planeta que iba a chocar contra nuestra bola de barro.

La cosa es que los mundos colisionaban (haciendo honor al nombre de la película) y sólo se salvaban unos pocos, americanos, para más señas.

A partir de ahí, hemos visto invasiones alienígenas, meteoritos puñeteros, virus malísimos y tantas cosas malas, que han podido cargarse a la humanidad y la animalidad más veces de las que nadie es capaz de contar.

Lo realmente divertido es que es a partir del mes de noviembre, y sobre todo en estas fechas, cuando la prensa “seria” se pone a dar cancha a los videntes y visionarios mediáticos, los que van anunciando que esas cosas van a pasar en realidad.

Y si los chicos de California tienen imaginación, estos otros no se van muy lejos. Si las modas se han convertido en el cine, pasando de piedros del espacio a virus malvados y a impotencias varias, los de la bola de cristal se fijan ahora en el calendario maya, que pone el punto final el año 2012.

Si nada lo impide, en ese año se acabará el mundo, y si no lo hace, posiblemente será la paciencia lo que se acabe, porque seguro, seguro, que para ese año ya habrán cinco o seis películas con ese tema en cartelera.

¿Se pondrán en contacto los productores con Rappel, Aramís o el Dr. Angélico para escribir esos guiones?

Miedo dan, pero mira, mientras nos entretengan…

Un saludín

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