LA PRESENTACIÓN EN MADRID

Bueno, tras la comida, nos dirigimos todos juntos hacia Expocómic. Esta vez, el viaje fue rápido.
A mitad camino, me di cuenta de que no tenía la cámara. Supuse que la había dejado en el carro de Claudia, y me puse a buscarla. Horror, de repente recordé que la dejé en la silla del restaurante.
Susana y Ruth se ofrecieron para buscarla, y yo continué, como pude a cause de mi ya adorada tendinitis, hacia el lugar de la presentación.
Tuvimos suerte. Mala, por supuesto.
La presentación era en la sala de proyecciones. Justo al lado del concurso de cosplay. Decenas de chavales y chavalas disfrazad@s se esforzaban por berrear, a cual peor, canciones de sus series de anime preferidas. Aún así, pudimos presentar con un mínimo de sonido.
Comencé yo hablando de como surgió el proyecto (una lástima que Quim no pudiera venir. Habría sido más completo), y Pedro Alegre se encargó de presentar y hablar sobre los autores.
Lo sorprendente: la sala, aunque reducida, estaba a tope. No quiero llevarme a engaño: muchos de los que llegaron a última hora, lo hacían buscando sitio para estar cerca de Neal Adams, que venía después de nosotros. No importa. Estuvieron y aguantaron el tirón.
La presentación está grabada en vídeo, aunque con un sonido pésimo, a causa del jaleo de los chavales disfrazados, pero aún se puede ver.
Después, nos hicimos las fotos de rigor, en la que posamos todos los colaboradores asistentes, y nos dispusimos a salir a la jungla de Expocómic, por si alguien quería saber algo de nosotros.
Pues no, pero nos encontramos con Alvaro, Guillermo y Ken, que esperaban, frente al cosplay, a que salieramos a la palestra a hacer la presentación. Se equivocaron de lugar...
A alguien se le ocurrió que los presentes deberíamos firmar los ejemplares del resto, y durante una hora, en eso estuvimos. Sorprendentemente, no hubo error en los ejemplares, y todos acabamos llevándonos los nuestros, firmados por cada uno de los otros autores.
Después de varias desapariciones mías, de las comunes, nos fuimos unos cuantos a Atocha, donde dejamos un ejemplar, y escribimos algunas palabras en el Sitio de Palabras.
Elegimos el texto de la contraportada, obra de Juan Jose Haro, y un poema de Adriana Alarco de Zadra, que nos parecieron muy adecuados.
Tras este pequeño acto, llegó el momento de las despedidas. Alvaro y Guillermo volvían a Zaragoza, Pedro tenía que ir a cenar con su familia, y quedamos Susana y yo, Adela y Juan Antonio, que estuvimos disfrutando de un momento de buena charla entre amigos, en una cafetería en la estación.
Cuando nos ibamos, acompañamos a Adela hasta el andén, y el ejemplar seguía en su sitio, aunque alguien lo había ojeado, y dejado de otra manera a la que lo pusimos. Cuando volvimos Susana y yo, treinta segundos después, ya no estaba.
No nos importó, desde luego, porque esa era su función, estar a la vista para que sirviera de homenaje. Quizás lo cogió algún familiar de una víctima, o un usuario que sufrió en sus carnes lo que a nosotros nos llevó a crear este libro.
No se, pero no me importa
Un saludín

Comentarios